Durante la década del 60 del siglo pasado, los casares y lo que representaban iniciaron un proceso de decadencia, y de cambio de propietarios que ha continuado hasta el día de hoy.
Solían contar con una casa principal, con terrados, patios, jardines, pradera, arboles frutales, y construcciones auxiliares donde vivía el casero que atendía la finca, y normalmente cabeza de los arriendos de otras fincas. A veces el mismo casero vivía en la casa principal.
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